V - Canadá o The harvest moon
- Escritora MC
- 14 feb 2024
- 3 Min. de lectura
La luna de la cosecha es un fenómeno natural que marca la proximidad del otoño y la llegada del frío, y brinda a los granjeros la oportunidad de cosechar lo que queda de su siembra gracias a la luz casi dorada que la luna llena arroja sobre las últimas noches de verano.
En el hemisferio norte están más atentos a ella que en el hemisferio sur y no aventuraré el por qué. Pero sé que ese evento natural encendió el corazón de Neil Young y lo empujó a escribir la canción más hermosa de la que el amor se pueda jactar.
Y esa canción, que está en un dulce y áspero inglés canadiense, en la que suena una harmónica que desgarra y esperanza a la vez, tan propia de los granjeros del norte del continente, cada vez que la escucho, me lleva a vos.
Cuando vos la escuchás, siempre le das a los chicos la advertencia: calmémonos, mamá pone esa canción cuando está al límite. Pero no es así. Sí es, pero no. Cuando "mamá" pone esa canción es porque sí, está al límite y necesita viajar a un lugar donde hay paz.
Cuando yo escucho esa canción, los latidos de mi corazón se desaceleran, mi respiración se hace más profunda, sonrío y siento un nudo en la garganta porque, más allá de ella misma, esa canción somos nosotros dos.
Hay muchas cosas que nosotros no podemos hacer y las hacemos mediante canciones. Esa canción es la invitación a salir al pasto, una noche fresca, después de que los chicos se duermen, y abrazarnos mientras nos balanceamos de un lado a otro en una melodía imaginaria.
"Hay una luna llena que se eleva en el cielo, vamos a bailar en la noche. Quiero celebrar y verla brillando en tus ojos". Yo te vi mirar el cielo nocturno incontables veces y sé qué deseaste cada vez.
Pero lo mejor de esa canción es esta declaración: "Sigo enamorado de vos". Y me parece maravilloso porque expresa algo que no tenemos en cuenta muy seguido: el amor no es estático y no es lo mismo "estar" enamorado que "seguir" enamorado.
La luna de la cosecha nos recuerda que en la naturaleza y en la vida pocas cosas son permanentes y que debemos adaptarnos a las estaciones cambiantes de nuestros propios destinos. Y amarnos, seguir amándonos después de enfrentar y atravesar todos esos cambios, es casi un milagro que no nos agradecemos lo suficiente.
Yo amo esa canción porque, cuando todo se desborda, puedo cerrar los ojos e imaginarnos una noche de fines de verano, solos, abrazados, apenas separando los pies del suelo para movernos escasos centímetros, mientras apoyo mi oído en tu pecho y escucho tu corazón.
Y gracias a ella puedo recorrer nuestra historia, desde que fuimos extraños hasta que acostamos a dormir a nuestros hijos y, entonces, agradecer haberte encontrado y poder estar bailando en mi imaginación.
Y cuando termina y abro los ojos y el caos sigue estando ahí, así como las preocupaciones y el dolor, también está ahí la única cosa permanente que tuvimos todos estos años: nuestro amor.
Y siento que me dice que, cuando llegue nuestra luna de cosecha y podamos al fin recolectar los frutos de todo lo que sembramos durante estos años, estaremos orgullosos del trabajo que hicimos, de cómo resistimos y de cuánto amor hay aquí.
Sigo enamorada de vos, mi amor.
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