Pía

Yo te saqué esta foto el 29 de septiembre del 2007 y, cada vez que la miro, sonrío.

Me alegra haber podido capturar la inocencia en tu cara y la ilusión en tus ojos. Me alegra recordarte así de chiquita, cada vez que la veo. Me alegra saber que ni la inocencia ni la ilusión te abandonaron, después de todo este tiempo.

No podría haber imaginado, mientras te apuntaba con la cámara, que te convertirías en la personas que sos ahora. Que cabría tanto amor en tu corazón y tanta información en tu cabeza.

Tampoco podría haber imaginado tu carácter. Que no se mal entienda, lo digo como un halago. Amo esa fuerza arrolladora que clama desde tu pecho y se hace palabras, para poner las cosas en su lugar.

Quien mire esta foto, te verá. No sólo a la niña de casi un año, sino a la persona que sos hoy. Mirás hacia adelante con templanza, levantás tu mentón con orgullo, abrís los ojos con expectativa y sonreís, aunque tu boca esté cerrada.

Quien mire esta foto, te verá. No en el pasado, sino en el presente. Tu pelo lacio aún cae sobre tu cara, medio escondiendo tus ojos. El blanco aún te queda hermoso. Por algún motivo, tus aros siguen siendo impares.

Quien mire esta foto, te verá. Porque en esta foto, se ve tu alma.