Mi hijo es idiota
- Escritora MC
- 26 feb
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Actualizado: 27 feb
No. No lo digo yo. Lo dice la Resolución 187 de la Agencia Nacional de Discapacidad, emitida en enero de 2025. No, no dice "Astor es idiota". Dice que las personas que son como Astor, son idiotas.

Al parecer, mi hijo no ha alcanzado las habilidades que lo hubieran rankeado mejor, en la categoría de "Imbécil" o "Débil mental". Así que ahí se queda, en idiota.
Una resolución de un organismo gubernamental que, se supone, lucha por la dignidad de las personas con discapacidad, retoma esta terminología discriminadora, violenta y estigmatizante, que se había dejado de usar precisamente por eso. Todo lo que avanzamos, lo retrocedimos: en derechos, en asistencias y en humanidad.
Yo les quiero contar quiénes son los idiotas. "Idiota" proviene del griego "idiotis" (perdón a mi estimado erudito en Historia Clásica, ni me atrevo a escribirlo como debería) que hacía referencia a una persona que no participaba de la vida pública, que se dedicaba a sus asuntos personales y que decidía no involucrarse con las cuestiones de la comunidad. Traído al siglo XXI, los idiotas siguen siendo esos mismos: aquellos que creen que porque la discapacidad no los toca, porque no es su problema, porque no tienen una enfermedad rara, porque no son jubilados, porque no tienen cáncer, porque no son familias monoparentales, porque no pertenecen a un colectivo discriminado, porque miles de etc., entonces no es su problema.
Distinto de lo que expresa la poco brillante resolución de este manojo de capacitistas, "idiota" no es quien "no atravesó la etapa glósica, no lee ni escribe, no conoce el dinero, no controla esfínteres, no atiende sus necesidades básicas y no puede subsistir solo", "idiota" es aquel que cree que alguien puede subsistir solo. Sucede que, a contramano de la ideología de moda que proclama la individualidad, el narcisismo y el egocentrismo como la esencia de la vida, yo creo que lo que nos salva es la vida en comunidad. Esa comunidad que se organiza para ayudar al otro cada vez que es necesario y que crece en humanidad, compromiso y amor, y que hace de trampolín porque ningún individuo se realiza en una comunidad que no se realiza.
Yo sé que haber redactado la resolución con esa terminología en desuso es una provocación violenta, pero no voy a evitar caer en ella si, en la caída, puedo aprovechar para hablarles de esto. Mi hijo no es idiota. Tampoco sería imbécil o débil mental si reuniera los requisitos de la resolución. Mi hijo es un ser humano y, como tal, merece el mismo respeto y trato digno que reciben los demás, incluso aquellos que deciden quitar las ayudas a los más vulnerables y negarles los remedios para el dolor a quienes mueren de cáncer.
Esta es la semilla que plantan. Una semilla de odio, discriminación e indiferencia ante los desafíos de los demás, ante lo distinto, como si no fuéramos todos distintos. Las palabras construyen el mundo que habitamos, elijamos cuáles queremos decir para iniciar la reconstrucción de todo lo que rompe este corso a contramano.
Fuerza Familia!
Con ternura venceremos!
#FueraMilei
Gaby Calderón
Excelente. Cuando leí la resolución sentí muchísimas ganas de llorar, de putear, carajear y patalear. Mi hijo es autista, nunca he hecho el test de coeficiente intelectual pero al tener una condición que lo hace diferente o "discapacitado", tranquilamente rankearia, según estos adefesios miserables, en esas definiciones arcaicas. Que impotencia es ver cómo, día a día, nuestros derechos son pisoteados, borrados. Y lo que lo hace aún peor es que haya gente que aplauda este tipo de cosas. Gente idiota, everywhere.